ELISA Y MARCELA

 ¡Hola a todos y a todas!

Esta semana vengo a realizar una reflexión sobre una película, ELISA Y MARCELA. ¿Sabéis cual es? Por si no sabéis de qué os hablo, os dejaré el tráiler de la película pinchando aquí. 

La trama principal de esta película es un amor entre dos mujeres, Elisa y Marcela, durante 1901. En esta época un amor imposible, cosa que no fue una opción para las protagonistas. 

Evidentemente la sociedad y el pensamiento ha cambiado mucho desde esta trama, que está basada en una historia real. Durante esta época estaba mal visto que una mujer estudiara, se dedicara a la enseñanza o que fuera algo por sí misma en general. Ni decir queda que si la situación era así para mujeres que estaban casadas con hombres, como sería para las que no lo estaban o en el caso de Elisa y Marcela, eran dos mujeres. 

Durante el transcurso de la película, he visto actos y comentarios que me parecen impensables en el momento actual. Pero el hecho de que yo lo vea imposible no significa que no siga ocurriendo hoy en día, solo que no en mi vida y la de mi entorno.

Por ejemplo, al principio de la película, cuando las dos chicas se conocen están estudiando. Como se trataba de estudios más específicos, el padre de Marcela se oponía a su educación y su madre leía a sus espaldas. En nuestro caso, no creo que ninguno de nuestros padres nos haya hecho dejar los estudios por el simple hecho de que no nos formemos más. Que esto no nos pase a nosotros no significa que no siga ocurriendo en la realidad, y no tan lejos de la nuestra. En otras etnias y culturas sí que pasa, como es el caso de los gitanos, quienes no se forman en su mayoría y en el caso de hacerlo suelen ser los hombres. Muchas de las niñas gitanas no terminan la educación obligatoria. Eso no está tan lejos de nosotros, seguro que todos y todas conocemos algún caso de gitano o gitana que iba a nuestro curso, colegio o clase y no lo terminó o no asistía con normalidad a clase.

Otro caso puede ser las agresiones homófobas que sufren las protagonistas en la película. Solo necesitamos poner las noticias para ver que las palizas, agresiones e incluso muerte que sigue sufriendo este colectivo no se han erradicado. De la misma manera que la negación de algunas religiones hacia el colectivo, como se refleja en la trama. La religión cristiana sigue prohibiendo el matrimonio de personas del mismo género, un siglo después de la historia de Elisa y Marcela. Lo que deja claro que el camino es muy lento y nos queda mucho por hacer aún. 

Una cosa que me llamó la atención mientras veía la película era la etiqueta de delincuente que les otorgan a las protagonistas. Cuando se descubre la farsa que estaban viviendo para ser aceptadas socialmente, son denunciadas por varias cosas. Entre ellas, por travestismo, cosa que me impactó bastante, pues no sé muy bien como se regularían esas denuncias en comisaria o juicios ya que, la base sería una creencia de alguien ajeno. 

La última cosa que me gustaría compartir sobre mi reflexión de la película es que analizando los diferentes comportamientos que había hace un siglo y los que vemos ahora, no han cambiado tanto. Algo que siempre me llama la atención de las películas basadas en épocas anteriores es que solo hemos cambiado la estética. Nos hemos remodelado por fuera, de manera que ahora vestimos como nos da la gana y no vamos todas las mujeres en vestido de largas faldas y entallados corsets.  Pero no ha ocurrido lo mismo mentalmente, no hemos quitado todos los estereotipos, ni prejuicios hacia los demás ni hacer nosotros mismos/as. Lo peor de todo es que seguimos tomándonos la libertad de opinar de las vidas ajenas como si fueran las nuestras.  

Libertad. Fuente: pxhere


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